A 15 años: el femicidio de Vilma Guisoni en Humboldt sigue impune
Hace 15 años asesinaron a balazos a Vilma Guisoni, una mujer de 36 años que era madre de una nena de 4, cursaba el quinto mes de embarazo y convivía con su pareja en una coqueta casa de dos plantas en medio del campo, a unos 1.500 metros al oeste del ingreso a la localidad de Humboldt, en el departamento Las Colonias.
La tarde del viernes 17 de julio de 2009, cuando estaba sola en su casa, la ejecutaron de tres disparos efectuados desde corta distancia. Los proyectiles le perforaron un brazo, la cara y la nuca. Sus asesinos se llevaron su teléfono celular, una cámara digital de fotos y menos de 600 pesos de los casi 60 mil que había en la vivienda.
La investigación del caso tuvo más misterios que certezas.
Es que el crimen de Vilma Guisoni fue el primero que se registró en Humboldt desde la década del 70.
Historia a dos puntas, venganza, ajuste de cuentas. Son las hipótesis que se manejaron. Vilma Guisoni conoció en Esperanza a las dos personas que marcaron su vida: Fabián “Rana” Copes, su primer marido; y Daniel Chano Infantino, su última pareja. Allí también nació su hija.
“Vilma era la mayor de cuatro hermanas. Cuando terminó la secundaria se fue de Videla, donde había nacido y se había criado, para buscar trabajo en Esperanza. Y allí se quedó”, explicó Carlos Gamboa, tío paterno de Vilma. Videla es una pequeña localidad “de 10 cuadras por 10 y 4.500 habitantes” ubicada sobre la ruta nacional 11, a 17 kilómetros de San Justo. Ahí velaron a la mujer y en su cementerio fue sepultada.
En Esperanza, Vilma asentó una cabecera de playa y al tiempo la siguieron desde Videla dos de sus hermanas. “Las tres se casaron con muchachos de Esperanza”, explicó el tío de la víctima. Vilma, una mujer muy atractiva según la definieron vecinos esperancinos, ligó su vida sentimental con la de Fabián “Rana” Copes. Y juntos comenzaron a trabajar en la compraventa de motos. De esa relación tuvieron una hija de 4 años. Y es en ese momento donde la historia se complejiza.
En la vida de “Rana” y de Vilma se cruzó Daniel Gerardo Infantino, más conocido como “Chano”. Un muchacho de 44 años dedicado a la venta de autos que tiene algunas manchas en su prontuario por esa actividad. No pasó mucho tiempo para que este hombre se sumara a la sociedad comercial de Vilma y Fabián.
Luego vino la separación de Vilma y “Rana”. Dos años antes del crimen la mujer se fue de Esperanza junto a su hija y a “Chano”. Los tres se radicaron en Humboldt, donde al menos hasta entonces residían varios integrantes de la familia Infantino además de la ex pareja del hombre y su hija.
Si bien la separación fue acordada, quedó en el medio un juicio bastante importante por el reparto de los bienes conyugales, trámite que sería de inminente resolución. Además, quedaron varias denuncias interpuestas por Copes por el supuesto incumplimiento del régimen de visitas a su hija.
“Chano” y Vilma construyeron una coqueta casa de dos plantas, a 1.500 metros de la entrada principal de Humboldt, en medio del campo, a la altura del kilómetro 38 de la ruta 70. La pareja se dedicó a la compra y venta de autos usados. Vilma se encargaba de la gestoría de los vehículos.
La vivienda está asentada en la mitad del terreno de unos 120 metros por 40. Está pintada en tonos que van del amarillo al marrón. Tiene un envidiable quincho para una veintena de personas y pileta.
Los vecinos aseguran que cuenta con vidrios blindados y hasta un ascensor interno. En ese lugar, en la planta baja, fue hallado el cuerpo sin vida de Vilma. “Ahí se fueron a vivir después del verano”, relató una vecina de Humboldt.
El crimen
El viernes 17 de julio a la hora de la siesta, Vilma se quedó sola en la casa. Su pequeña hija estaba al cuidado de su papá, tal lo establecido en el régimen de visitas. “Chano” había viajado hasta Santo Tomé, a 55 kilómetros de Humboldt, por cuestiones de trabajo.
Poco después de las 16, a la casa llegaron dos hombres a bordo de una moto. La mujer les franqueó el paso, lo que hace presumir a los investigadores que conocía a las personas, quizás de un negocio anterior. Tras ello llamó a “Chano” por teléfono y le dijo: “Venite que hay gente que quiere ver el 147”, por uno de los autos a la venta. La voz de la mujer no se presentaba alterada, angustiada o nerviosa, según confió Infantino poco después a la policía. Una hora después, cuando “Chano” llegó, Vilma estaba muerta de tres balazos.
Pocas palabras
Según reflejaron los diarios en aquel entonces, Infantino contó: “Recibí el llamado de Vilma diciéndome que había dos personas viendo uno de los autos que estaba en la casa. Esa fue la última comunicación que tuve con ella”.
“Ingresé a mi casa sin percibir nada raro, pero al llegar a la cocina estaba ella en el piso, en medio de un charco de sangre alrededor de la cabeza”, contó “Chano”poca y agregó: “No había muestras de lucha ni nada por el estilo”. El relato continuó. “No lo puedo creer. Lo único que me llama la atención es el juicio millonario que tiene contra el ex” marido. Y sentenció: “Estaba embarazada de cuatro meses. El hijo buscado, la casa soñada y la mujer amada. Me dejaron sin nada”.
Algo que llamaba la atención de los pesquisas es que de la casa faltaron 600 pesos en billete de baja denominación, el celular de Vilma y una cámara digital. Sin embargo, al requisar el lugar, los investigadores encontraron más de 50 mil pesos en efectivo, entre pesos y dólares, que no fueron tocados por los ladrones.
“Todas las hipótesis sobre el asesinato están abiertas y son investigadas. Se está trabajando sobre medidas de campo para determinar quiénes fueron los autores del homicidio”, fue lo último que se informó oficialmente sobre el caso.
Con información de La Capital