“Persiguiendo mis sueños“ es un largometraje documental que cuenta la historia de cuatro jóvenes que no recibieron una educación tradicional, sino que asistieron a las llamadas “escuelas democráticas“, donde se despliega una filosofía más centrada en los intereses de aprendizaje de cada estudiante.
La película se proyectó recientemente en Santa Fe y uno de sus participantes, el esperancino Emiliano Billoud, cuenta su experiencia de estudios y cómo siguió su vida al egresar de la Escuela La Cecilia, ubicada en Monte Vera, una de las instituciones elegidas por la directora cinematográfica para este trabajo.
“Hola, soy Emi Billoud y estudié en una escuela democrática durante 5 años, tocando el violín casi todo el día, gracias a las libertades de la escuela. Allí pude encontrar lo que a mí me gustaba y hoy en día puedo vivir de la música, que es mi trabajo; y me encanta trabajar de lo que me gusta“. Así se presenta el protagonista argentino en el trailer de la película.
Junto a la de él, la directora de la película, Florie-Anne Berrehar, retrató las historias de otros tres jóvenes que fueron a este tipo de escuelas en Inglaterra, España y Estados Unidos. La pregunta de partida que se plantea Florie en el documental es: “Las escuelas democráticas parecen hacer niños felices, pero ¿serán adultos felices?¿están listos para el mundo profesional? ¿cómo harán si quieren ir a la universidad?“. De ahí su interés de explorar cómo la educación recibida por estos cuatro chicos y chicas impactó en su forma de ver el mundo de hoy.
En el documental, la historia de Emiliano aparece junto a la de Paula (20 años, de Ojo de Agua, España), Hildebrand (27 años, de “Summerhill“, una de las escuelas democráticas pioneras de Inglaterra) y Frances (26 años, Canadá).
Escena 1: ¿Cómo surgió la idea?
Florie-Anne Berrehar es una joven cineasta francesa, que habla español muy bien dado que vivió algún tiempo en España. Contó a El Litoral que su interés personal por la temática surgió a partir de que “en todos los países del mundo, los gobiernos tratan de mejorar la educación, de innovar, de hacerla distinta para que los chicos aprendan mejor y que vayan felices a la escuela. Todos estamos diciendo que el modelo educativo actual no da resultados y que es anticuado, pero seguimos utilizando el mismo concepto del aula, con el profesor que está de pie, impartiendo contenidos y los niños sólo recibiendo información de forma pasiva“.
Según comentó Florie, “todos los países del mundo están diciendo que necesitamos una educación más personalizada, individualizada, más activa por parte del alumno, pero nadie se anima a hacer un cambio real y tenemos cada vez más casos de trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Entonces mi pregunta fue esa ¿qué modelo podría ser que de verdad lleve a los niños a ir a la escuela felices?“.
La realizadora cinematográfica conoció las llamadas “escuelas democráticas“ y se dio cuenta “de que sí eran felices allí, que sí habían logrado un modelo educativo donde cualquier tipo de alumno encontraba su sitio“. Ese fue el principio de la película, lo siguiente fue identificar este tipo de escuelas alrededor del mundo y a estudiantes egresados de ellas.
En La Cecilia, Florie estuvo alrededor de un mes en 2018 grabando las tomas en Monte Vera, donde está la escuela, en Esperanza, de donde es oriundo Emi,, y también siguiéndolo en alguna presentación en Córdoba con su violín. “Lo que me interesó particularmente de La Cecilia es que tenía un aula dedicada al autoconocimiento, los chicos practican un momento de silencio durante 15 minutos todas las mañanas -que es similar a meditar-, están en contacto con la naturaleza. Para mí era importante que cada escuela que estuviera en la película respetara el medioambiente, que tuviera un huerto, cocina saludable“, amplió.
También le llamó la atención la forma de llevar adelante la democracia en La Cecilia, no solo por el hecho de que “allí cada uno aprende en función de sus intereses, de su propio ritmo, según sus talentos y lo que le parece útil“, sino también en función de que se propone el “consenso“. “No practican una democracia a mano alzada, con un régimen donde se hace lo que dice la mayoría, sino que allí se trata de que todo el mundo esté de acuerdo; y si hay una minoría que no está satisfecha, van a buscar un terreno de compromiso para que todos sientan que están tomando una buena decisión para el colectivo. No hay muchas escuelas donde esto ocurre y eso me pareció interesante“, valoró.
“Trabajar en Argentina fue genial. Tenía que trasladar equipos, poco tiempo para grabar, pocos recursos. Pero al final todo encajó muy bien. Paramos en una casa de familia de La Cecilia, nos asistió un ingeniero de sonido que se dedica al cine, Ariel Gaspoz, que le interesó el tema y contribuyó con la realización. Fue una obra colectiva. Y también me gustó trabajar con Emiliano; fue agradable compartir con él. Me sentí acogida y cuidada“.
Escena 2: ¿Quién es Emiliano?
Emiliano Billoud es un joven violinista que nació y creció en Esperanza y que lleva su música a los festivales y eventos que lo convocan. En la síntesis del documental se explica que él desde pequeño nunca logró quedarse quieto, ni en la escuela ni en su casa, y que ya la escuela primaria a la que asistía selló su expediente con la palabra “hiperactivo“. A partir de ahí, vinieron cambios de colegio, citaciones de los padres, repetición de curso. Cuando cumplió 14 años, sus padres le ofrecen ingresar a La Cecilia, una escuela donde pudo tocar el violín -que es lo que le interesa- y obtener su diploma de escuela secundaria.
Emiliano, que al momento de grabarse la película tenía 21 y hoy tiene 25 años, contó que el documental “trata sobre lo que es mi vida y cómo es mi trabajo. Soy un alumno egresado de una escuela democrática y que pude trabajar de algo que a mí me gusta. Voy a tocar a cumpleaños de 15, casamientos, llegué hasta México con mi música, me pude desempeñar de esto“, contó a El Litoral.
Emi aparece en varias escenas tocando el violín y, en una de ellas, en un espectáculo presentado por Pipi Rivero. “Fue algo muy lindo ser parte de una película, atravesar fronteras, llegar al cine europeo, algo que nunca me imaginé haciendo. Incluso se pudo ver en algunas partes de la película la música que hago“, destacó.
Sobre su paso por la escuela La Cecilia, sostuvo que “fue muy diferente a cualquier otra escuela, y si tenés un interés, se inclinan a que puedas explotarlo. Gracias a eso podés desarrollarte en lo que querés“.
Escena 3: ¿Cómo es La Cecilia?
No es la primera vez que la Escuela de la Nueva Cultura “La Cecilia“ aparece en un documental de alcance mundial. Su fundador, Ginés del Castillo, aparece en el renombrado film “La educación prohibida“, donde cuenta qué son las escuelas democráticas y su alcance. Paula Fernández, actual directora de la institución ubicada en Monte Vera, en un predio con árboles y mucho verde, comentó que justamente los padres de Emiliano estuvieron en la presentación de esa película, hace 10 años, y que fue la que los terminó de convencer de que su hijo hiciera el secundario allí.
La Cecilia es una de las pocas “escuelas democráticas“ que cuentan con autorización del Ministerio de Educación para funcionar en todos los niveles. Actualmente tiene 83 estudiantes.
“Cuando un chico no se adapta a una escuela tradicional, hay todo un protocolo: va a una psicopedagoga, luego al neurólogo, y lamentablemente hay veces que se lo medicaliza. Los padres de Emi no estaban de acuerdo con medicalizar a su hijo porque notaban que dejaba de ser él, y porque básicamente esa medicación estaba hecha para adecuarse a un formato escolar“, explicó Paula. Y dijo que Emiliano comenzó en La Cecilia, “buscando encontrar ese espacio donde sentirse bien y poder desarrollarse; él ya sabía para lo que era bueno, que era tocar el violín“.
“Nuestra escuela básicamente le proporcionó ese espacio -comentó la docente-. El venía todos los días desde Esperanza a la escuela, y en el momento que él decidiera podía instalarse en la sala de música a tocar el violón; en otro momento, iba a las actividades que él necesitaba, de acuerdo a su proyección como músico. Por ejemplo, idiomas o el ‘espacio de autoconocimiento’, porque todas las personas necesitamos saber por qué nos movemos de tal o cual manera o qué nos condiciona para poder desarrollarnos. Ver donde se generan algunos conflictos, rispideces y poner pilas también a las cosas que no salen bien“, consideró Paula.
Agregó que a Emi “la escuela le sirvió para amigarse con los estudios, con el hecho de aprender. También encontró compañeros que tocaban distintos instrumentos, encontró amigos, gente que lo aceptaba como él era. En los primeros tiempos sus relaciones fueron ríspidas, pero los compañeros lo ayudaron a ponerse en un lugar más amigable. Le sirvió en lo social, para recomponer su autoestima, y ver que se podía relacionar con otras personas y sentir que estar en la escuela tenía sentido“.
Cada día, hasta que egresó, Emi viajaba desde Esperanza a su escuela secundaria en Monte Vera, y por la tarde iba a la Escuela de Música en Santa Fe. “Para él era una felicidad hacer eso, decía que no estaba cansado, porque estaba yendo hacia los lugares que él quería», subrayó Paula, quien dijo que «es muy importante haber participado de un documental que se estrenó en el Festival de Summerhill, en el marco de los 100 años de una de las escuelas democráticas señeras del mundo“. Fin.
¿Dónde se puede ver?
–Vimeo (la película tiene un costo de alquiler)
-Más información: https://es.alapoursuitedemesreves.com/