Emotivas palabras de conocida docente que se jubila tras largo camino educando

Conocida por su gestión al frente de la Escuela José Manuel Estrada, la profesional que se inició en esta vocación alternando trabajo en una empresa privada de la ciudad, manifestó su infinita gratitud “a todos los que de alguna manera compartieron mi caminar en esta hermosa misión que es formar futuros ciudadanos y cristianos”.

También agradeció a su esposo e hijos, y en particular a su madre, “quien me enseñó lo que era el deber, la obligación, la responsabilidad y el amor. Y a mis hermanos y sobrinos que siempre estuvieron para mí”.

Los inicios

“Mi primer trabajo en la docencia fue en la Escuela Estrada. Recuerdo que un día la directora que me antecedió vino a buscarme porque necesitaban dar clase de Informática, yo estaba trabajando en una curtiembre en la ciudad y acordé con mis jefes tener una tarde libre para poder dedicarme a la docencia, porque era lo que me gustaba. Ahí fue cuando comencé a trabajar en la escuela, un tiempo fue ad honorem, pero lo hice con muchas ganas y expectativa. En esa época le enseñaba a los chicos a hacer banners en las impresoras continuas, fue una hermosa experiencia. Luego pasamos a Office y a mí famoso Excel.

Transcurrieron los años y titularicé esas horas, pero la vida volvió a sorprenderme con el fallecimiento de mi único hijo, Rubén, conocido por todos como Coqui. En ese momento supe que tenía que dejar de trabajar en la empresa privada, estaba convencida que me tenía que dedicar a la docencia porque le prometí a mi hijo que todo el amor que tenía en él iba a repartirlo en la mayor parte de los corazones de los adolescentes que se me presentaron en la vida y me di cuenta que ese lugar era la escuela… Ahí los tenía a diario y así fue.

Hice reemplazos en el Colegio San José, en la Escuela Colombo – Müller, y trabajé casi 7 años junto a Lalo Lacourd en la Escuela Agrotécnica de Santo Domingo, lugar del que tengo los mejores recuerdos, y toda gente de buena cepa”, reflexionó Sonia Gaynor de Pellini.

En el Secre

“Aproximadamente 10 años atrás me proponen concursar la vicedirección de la Escuela Estrada, ya hacía 20 que trabajaba en el establecimiento. Concurso y quedo de vicedirectora. Al año se jubila la directora y concurso para la dirección. Ahí empezó un camino precioso, donde se fue armando el equipo y renovando cosas.

Hay gente que me marcó mucho espiritualmente, como el padre Luis Brizio y Axel Arguinchona, y el Ing. Lello Herzog, quien ya no está más con nosotros, pero quienes fueron coequipers espectaculares.

Con quien trabajé codo a codo es con Vilma Williner de González (mi hermana Clara del corazón), quien fue vicedirectora en gran parte de mi gestión como directora, también con mi secretaría, prosecretaria y las maravillosas preceptoras… realmente ¡únicas!

Es imposible no mencionar al equipo de chicas y chicos con quienes a lo largo de 30 años hice amistad, con algunos más y con otros no tanto, me refiero a los docentes, asistentes escolares, a los terceros que venían a trabajar a la escuela, tanto plomero como electricista, carpintero o pintor, no me quiero olvidar de nadie (seguro que alguien se me pasa, sepan disculpar), porque todos ocuparon un lugar muy importante.

Destaco al arquitecto Marcos Bertone, quien nos ayudó a embellecer la escuela de una forma espectacular desinteresadamente, mostrándoles a los chicos que con poco se podía hacer un lugar muy bonito para estar y que podían replicar en sus casas con pocos recursos”, aseveró.

Qué se lleva y qué deja

“De mi paso como directora de la escuela me llevo la tranquilidad y paz de saber que siempre puse pasión, amor y vida. Como directora espero haber dejado huellas, que es lo que más importa, siempre digo que hay que trabajar en equipo, consensuar las ideas y después salir adelante.

Debido a su mandato fundacional, dado por el padre Kredder, nuestra escuela se caracterizó siempre por ayudar a los más vulnerables, no sólo en lo económico sino también a los chicos que están solos o pasan por algún tipo de necesidad espiritual.

Realmente la Escuela Estrada es una mina de oro para evangelizar, tiene 300 alumnos donde hay mucha materia prima y se puede hacer muchísimo desde lo pastoral.

El nivel académico de la escuela es muy bueno, se hizo mucho hincapié sobre eso, así que siento orgullo de lo realizado, de la gente con la que trabajé y con la que se pudo armar equipo.

No puedo dejar de mencionar a Silvia Borgogno, que como docente jubilada colaboró en el Sembrando Empresarios y a diario en la cantina escolar, como asimismo en los viajes educativos, siempre de manera desinteresada y con pasión por la educación”, agregó Sonia Sonia Gaynor.

Agradecimientos

“Como dije antes, a lo largo de estos años puse pasión, amor y vida, y eso no lo hubiese logrado sin el aprendizaje que me brindó mi mamá, quien quedó viuda muy joven. A ella le agradezco haberme enseñado lo que era el deber, la obligación, la responsabilidad y el amor.

También agradezco a mi esposo, a mi hijo y a mis hijas que sin ellas no podría haber hecho todo lo que hice…. A toda mi familia, a Isa, que me ayuda en la tarea de la casa… A Nacha y Noemí, que colaboraron en la educación de mis hijas.

Mis hijas me acompañaron en todo momento, recuerdo las noches que con el mate a cuestas visitábamos a alguna de las familias más vulnerables… De eso y muchas otras cosas me siento muy orgullosa… ¡De mi familia y mis amigos!

A mis pares les auguro lo mejor, que siempre trabajen con pasión porque la escuela es una pequeña empresa donde no se fabrica nada que se va a usar, sino que se hace la tarea más importante que es educar a los futuros ciudadanos y cristianos que tendremos en la ciudad o parte de ellos por lo menos.

Que nunca pierdan la alegría de vivir esta maravillosa vida, que siempre hay un para qué de cada cosa, a veces es antes y a veces después, pero siempre está. No se olviden nunca que trabajamos para el de arriba. Finalmente agradecerles a todos, solo agradecer y agradecer”, finalizó manifestando la licenciada Sonia Gaynor de Pellini, quien el 28 de febrero inicia una nueva etapa en su vida al dejar su lugar al frente de la Escuela Estrada, donde sin lugar a dudas imprimió su sello distintivo.