José Luis Lovato será ordenado sacerdote por el arzobispo Sergio Fenoy

Desde hace varios meses el diácono José Luis Lovato se encuentra desarrollando tareas pastorales en templos de nuestra ciudad, a la espera que Monseñor Sergio Fenoy lo consagre Sacerdote, y en ocasión de la Fiesta Patronal en honor a San José Obrero, el diácono de 35 años oriundo de Llambi Campbell anunció que el 11 de junio será la fecha en la cual el arzobispo realizará su ordenación presbiteral.

Desde ese día atenderá comunidades dentro del ámbito de la Basílica Natividad como San José Obrero y San Pío.

Aunque muchos ya lo conozcan, compartimos un poco de su historia en las propias palabras de quien en poco más de un mes será sacerdote.

Su vocación de amor y servicio

“En el 2013, se podría decir, di el primer sí al Señor, un paso no menor en este seguimiento, el ingreso al seminario. Un sí a discernir de una manera más íntima lo que hacía tiempo daba vuelta en mi corazón, seguir de manera plena a Jesús. Los años anteriores a este sí, no fueron fáciles, uno contaba con muchos proyectos, sueños y anhelos; me sentía muy cómodo en el trabajo que realizaba, estaba cómodo con todo lo que hacía, cuando analizaba y me preguntaba por qué a mí y no a otros que eran mejor que yo, no lo podía entender, fue por ello que tal vez no fue fácil tomar esta decisión.

Ahora haciendo memoria de esos momentos, me surge la alegría de haber sido testigo, aún más, protagonista de esa historia, con sus dramas y momentos que hasta pareciesen de comedia, recuerdo ya en el último tiempo en el trabajo el estar soldando y haciendo la analogía de la soldadura con todo lo que Dios me pedía, con la soldadura unía dos partes y se formaban en una, de la misma manera pensaba que Dios me regalaba la gracia de ser soldadura entre Él y los hombres, muy loco! pero eso pensaba, a veces cuando esa soldadura se quebraba o no quedaba bien, sentía que eran todas las cosas que no me dejaban dar ese sí y que sólo dejando mi vida en las manos de Dios y dejándolo que fuese Él el operario que regule la soldadura, esa unión sería perfecta.

Tengo que reconocer que fueron dos o tres años los que me llevó tomar la decisión de dar el primer sí, años de charlas con distintos sacerdotes, pero en especial el padre Eladio Lovato, quien, con su testimonio, me motivaron a dar el primer paso, su ejemplo de vida, sus palabras, su alegría de servir a Dios y a los hermanos. Por ello, si hay a alguien que tengo que agradecer es a él, quien fue ese instrumento que ayudó a darme cuenta que Jesús estaba a mi puerta y me llamaba, fue quien me animó a abrirla y desde ese momento no me queda otra cosa que agradecer a Dios por haberse valido de él. También agradecer su docilidad, por respetar mis tiempos, por la paciencia que tuvo para conmigo, en ella, está la paciencia de Dios, ese Dios que me ‘AMA’ tal como soy y que los ama a ustedes también tal como son, y que en ningún momento nos obliga, sino que nos respeta y nos espera, como el padre de la parábola del Padre misericordioso. Y no puedo olvidarme de mi familia, mis padres y mis dos hermanas que tanto me apoyaron y me siguen apoyando en este caminar.

Hoy, luego de nueve años de ese primer sí, me encuentro a sólo pocos días de recibir el orden del presbiterado. Nueve años de dar un sí cada mañana, cada tarde, cada día. No siempre es fácil mantener ese sí, pero siempre ayudado por la gracia, la oración, los sacramentos, las personas que Dios pone a mi lado como compañeros de camino y sobre todo en esa confianza en Dios que nunca defrauda, es donde encuentro el sostén de ese sí, ya que si fuera sólo por mi voluntad difícilmente lo podría seguir dando.

Es un camino maravilloso el seguir a Cristo, eso no quita las cruces, a veces parece que se esconde, le hablamos y parece que no responde, sin embargo, Él está. Con su gracia, pude descubrir su presencia en el contacto con los demás, en las distintas situaciones que la vida me fue presentando, en las diferentes actividades pastorales del seminario, como también en el camino recorrido en estos pocos meses en esta querida ciudad de Esperanza ejerciendo mi diaconado, donde Dios se fue valiendo de ellas para que yo pudriera descubrir y conocer su rostro, en el contacto con los enfermos, con los privados de su libertad, con los jóvenes, los niños, los adultos, etc. etc., en todos ellos Dios me regalo esa gracia.

También no puedo negar que ese descubrirlo no fue fácil, ya que Dios necesitaba de mi docilidad y apertura, el dejar que el otro me interpelara y me saque de mis prejuicios o ideas, las cuales me daban cierta ‘seguridad’, en definitiva, de la comodidad, sólo al salir de mi mismo y el darme a los demás es que Dios comenzó a moldear mi corazón a semejanza del suyo, igualmente, ¡cuánto me falta todavía para llegar a tener los mismos sentimientos de Cristo! Es por ello que, a pesar de estar tan cerca de dar sí definitivo a Dios, soy consciente que este dejarse moldear recién comienza y que llevará toda mi vida.

La breve historia que comparto con ustedes, es sólo una pequeña pincelada de esta gran obra de Dios, obra de la que también ustedes son parte y que los invita también a seguir pintando, alguna vez la mancharemos o utilizaremos el color equivocado, pero Dios se encargará de corregirla, quizás no la veamos claro, pero llegará el día que la veremos terminada, tal vez no nos sintamos parte, sin embargo, Dios quiere que seamos parte de ella.

Dios me regaló la gracia de descubrir lo importante que soy para Él, por ello los invito a que no se cansen nunca de pedir a Dios la gracia de descubrir lo importantes que son para Él y no tengan miedo si les pide cambiar de color en sus vidas, o el lugar de la pincelada, Él más que nadie sabe el porqué, pidan la gracia de ser dóciles a su llamada y en ella encontrarán su lugar en la gran obra, en otras palabras, su felicidad”, concluye el próximo sacerdote que tendrá la Arquidiócesis de Santa Fe desde el 11 de junio, cuando en la celebración de las 10 en la Basílica Nuestra Señora de Guadalupe, Monseñor Sergio Fenoy le dé la hermosa misión de ser pastor de un inmenso rebaño.

Vale señalar que todos los que deseen compartir con José Luis Lovato ese momento tan particular están invitados a participar.

En la foto de portada lo vemos junto a sus padres, dos de sus hermanas y la sobrina.